martes, marzo 18, 2008

Requiem... uno y ya...

El viejo estaba ya agotado de los males que lo auejaban y aún así salía todos los días a saludar a cuanto amigo se encontrara, trepado en el jeep que le heredó su padre, de transmisión estándar y él ya sin una pierna, sí, un jeep que el podía manejar con sólo su pierna izquierda.

Los que lo conocieron me entenderán, era un hombre muy fuerte, tan fuerte que prefería dar la vuelta en el jeep que cuidarse del cuadro clínico que arrastraba desde hace años.

Para querer a los demás tienes que quererte primero a ti mismo. Él prefería comenzar al revés, daba mucho a los demás, pero él no se quería lo demasiado como para poder hacer algo por su muy mermada salud.

Yo no lo jusgo y me he dedicado a perdonar, y al igual que con el pequeño hueco en el corazón no hay las ganas ni el tiempo para explicar todo lo que he perdonado.

Y me quedo con todo lo bueno, lo mucho o lo poco, no sé, pero prefiero quedarme con lo bueno y por lo demás no seré yo quien lo juzgue.

De todo corazón, deseo que mi padre esté ya en paz, y espero que dormido, su corazón se haya detenido con el fin de darle un descanso a su cuerpo.

Descanse en paz...

No hay comentarios: