jueves, abril 26, 2012

Aborregado

Hay asuntos que se quedan en el olvido y hay asuntos que generan reacciones por todos lados y de todos tipos.

Existen asuntos de los que no se habla más una vez que cumplen su periodo de vida, unos son como la vida de algunos insectos que mueren el mismo día que nacen y hay otros que son un poco más longevos.

Ya hace unos días, no muchos, dos cosas sonaron en los medios. Una, la emisión de cartas por parte del Presidente Felipe Calderón y el otro asunto, muy lejos de aquí, algo que podemos llamarle para ponerle un poco de sal y pimienta al texto, el "Botsuanagate".

En el primero, el Presidente de la República, violó el Art. 134 de la Constitución con la emisión de unas cartas a contribuyentes que habían cumplido con sus obligaciones fiscales. El otro Real asunto, tiene que ver con un tour del Rey Juan Carlos (Juanca para los muy cuates) donde tuvo a bien, con cargo a uno de esos ricachones que vive en España, ir a una gira social-deportiva a cazar animales.  Donde vino lo del "gate" fue donde tuvo un incidente que le lastimo la cadera y donde se puso peor es cuando el mundo se entero que alguno de los animales que cazaba eran elefantes.

Un poco de más de sal y pimienta.  ¿Elefantes? ¿En serio? ¿Así de grande la presa? Yo estuve horas junto a mi papá a la mitad de la noche esperando algo que cazar, en silencio, imaginando que los ruidos que oía era cientos de animales feroces que nos cazaban a nosotros. Y el Rey de España fue a cazar elefantes. Eso no es cacería, eso es solo socialité. Entiendo que no sé mucho de cacería, pero con lo poco que sé, creo que tirarle de balazos a un elefante pues es más ganas de no hacer nada.

El asunto de la grave (¿?) violación a la Constitución fue asunto de la vida de un insecto. Se dijo, se repudió, se indignaron (los que siempre se indignan o los que se indignan de todo, al final algunos solo tienen en los medios esa función) pero murió a los pocos días o por lo menos ya no ha dado de que hablar, porque la prensa y las redes sociales no dan ya más cuenta de esto.

El asunto de la muerte de los elefantes, tiene un poco de más vida, todavía ayer martes leía declaraciones en las redes sociales de diversas plumas, conciencias y egos.

Todo es por una sencilla razón.  Soy un firme creyente de que las dos cuestiones son graves y además, me dijo públicamente un periodista nacional, que soy un "aborregado" porque yo creo firmemente que es peor que un Rey mate un elefante a que Felipe Calderón mane cartas agradeciendo el pago de impuestos.

¿Quién se acuerda ahora de esas cartas? ¿Cuántas cartas de periodistas o intelectuales ha generado al día de hoy? ¿Tantas como el asunto del elefante?


Si me dicen  "aborregado" no importa, me preocupa la Constitución y las cartas, pero más me preocupa el planeta y los que con actitud, balas o actos de mera "socialité" como lo es para mi ir a matar elefantes,  lo acabamos.


Yo quiero que en muchos años más mis nietos vean animales vivos y no que vayan y compren libros con títulos como "Las Cartas Malditas de Felipe que hicieron que desapareciera un país" de la sección de infantiles y ciencia ficción escrito por un periodista del cual se omite su nombre, no sea que se enoje de nuevo.


Resulta que soy de nuevo aborregado, ¿Por qué? Porque pienso de nuevo que es peor quemar intencionalmente un bosque que unas estúpidas cartas. ¿Será?

miércoles, abril 18, 2012

Los niños del futuro... (escrito hace unos años pero NUNCA publicado, no sé por que)

ECOS URBANOS

Los niños del futuro

Sergio Ursúa

“Me interesa el futuro, porque es donde voy a pasar el resto de mi vida”
Woody Allen (1935-¿?) Actor, director y escritor estadounidense

Es un juego de palabras, porque me quiero referir a los niños no han nacido, los que no están ni planes de una pareja de apenas novios, lo del futuro; y no a los niños de hoy y de cómo vivirán ellos el futuro.

Augusto Albanez, (estupendo actor y director de teatro Brasileño desde hace mucho tiempo radicado en Colima) platicaba conmigo acerca del aceleramiento con el que ve a su hija crecer y así él y yo, como buen papá gallo (aplicación masculina del llamado efecto “mamá gallina”) comenzamos a intercambiar experiencias acerca de cómo nuestras hijas, que se llevan unos meses de diferencia, crecen y se desarrollan y hacíamos el horrible ejercicio de compararlas con como crecimos nosotros en nuestros tiempos (que no son muy lejanos, bueno, por lo menos los míos). Y digo horrible, porque ya de por sí el simple hecho de la comparación no es bueno, si lo comparábamos con nosotros pues íbamos de la risa a la confusión, porque la base de todo esto es que los niños de ahora aprenden, crecen, reflexionan, de una manera muy acelerada.

Al final del intercambio de experiencias (algunas incluso ya llegando a las anécdotas surrealista como el que las niña de 3 años de edad digan: “papá, a mi en lo particular, no me gusta ir a la escuela, prefiero ir a desayunar con mis primos”) concluíamos que nosotros, en comparación con la educación y preparación que reciben los niños, por todos los medios, desde la familia hasta los amigos, pasando por televisión, prensa, libros, etc., crecimos con unos verdaderos vegetales.

Ya no digamos las formas y los modos de los códigos del vestir, porque si Carreño (el del manual famoso) viera como se visten las niñas de hoy, se muere 3 veces. Y aclaro que no satanizo y me doy golpes de pecho por esto de las chiquiminifaldas, pero algunas ocasiones, parecen, no me dejará mentir, cintos anchos y blusas un poco largas ajustadas con un cinturón. La pregunta es: ¿Qué problemas tendrán que resolver los niños que vivan en el futuro? Porque los problemas que los niños de hoy tendrán que resolver en un no muy lejano mañana serán: el interminable verbo “guerra” o la lucha del ahora llamado “oro azul” que no es otra cosa más que la lucha por el agua.

Decíamos, Augusto y yo, al final de la charla los niños y niñas del futuro: presumirán su riqueza, viendo quien tiene más contenedores con agua potable en la caja fuerte de su casa y no como ahora que la riqueza se presume con decir cuantas pantallas de plasma hay en la casa o cuanto viajes hemos hecho a Laredo a los malls. Tendrán la enorme dificultad de que además de que sepan su idioma natal, y dos idiomas más, tener que aprender chino mandarín que será el idioma de moda para los negocios, digamos en unos días años más.

Y así nada más como diversión, las frases que los padres del futuro dirán a los niños del futuro serán: “Sebastián, si no sales bien en cálculo integral este año, no te hacemos fiesta de 8 años” o “Julián, antes de que vayas a jugar futbol, programa la computadora de la casa para que riegue el jardín y limpie los baños” Y Julián apenas está saliendo la primaria. Tal vez, ya lean a Julio Cortázar como texto de lectura de sexto de primaria.

Por que en el contexto de la tecnología, ya en la actualidad, no digamos en un futuro a corto o mediano plazo, hay estudios, que afirman que los niños tardan un tercio del tiempo que tarda un adulto en comprender el funcionamiento de una herramienta tecnológica de última generación, como un asistentes de mano, reproductores de música o teléfonos celulares.

Algo que no podemos adelantar es que problemas tendrán nuestros hijos cuando ellos vean crecer a sus propios hijos. Espero que no sean muchos los problemas que se tengan que resolver en ese tiempo y que agua, guerra, hambre y salud ya estén olvidados.

Y hablando de agua y problema, anuncio: Queridos todos, olviden lo que dije de CIAPACOV y su respectivo héroe. Declaro que me equivoqué en la petición y mi idea primordial era sumar esfuerzos y se sumaron ¿no? Punto final de este tema, por lo menos hasta que la deuda la condone quien ustedes deseen.

Nos vemos en http://sergioursua.blogspot.com

Caminando sin entender



Imagínelo solo por un momento. Entiendo que el trabajo del día a día lo impida, pero trate de imaginar por un momento que sale a la calle y no entiende nada de lo que ve.

Este conjunto de gráficos que permiten leer y que están regados por todas partes, no pueden ser entendidos por millones de personas en nuestro país.

Es difícil imaginar que la necesidad de leer no crece en las zonas donde estos mexicanos como nosotros viven. Lo digo a vuelo de pájaro porque imagino que estas personas se encuentran en lugares apartados de las ciudades y no hay la "necesidad" de momento de leer, el chascarrillo rotulado en la parte de atrás de un taxi, el espectacular que anuncia el refresco de moda, o todo el demás bombardeo de información que hay en las ciudades.

Pero más que pensar en eso, el saber leer y escribir es un DERECHO del que todos debemos gozar. Gozar, así, poder saber que nos dan en un papel, que dice el instructivo de la caja que nos envían los hijos desde "el otro lado". Por muchas cosas, debemos ponernos a pensar en qué condiciones estamos debido al rezago que tenemos en materia de analfabetismo.

Es así de sencillo, no nos aventemos al pozo por el bajo índice de lectura que tenemos. No podemos juzgar que México NO es un país de lectores o no cuando lo primero es, que somos un país con millones de personas que no saben leer y escribir. Primero hay que aprender a caminar poder ya no digamos correr, trotar.

Según datos del INEGI 4.8 de cada 100 personas no tienen grado alguno de escolaridad, pero la ONU nos ubica en 6.6 (http://cuentame.inegi.org.mx/monografias/informacion/mex/poblacion/educacion.aspx?tema=me&e=15) y del dato de esa misma institución somos 112,336,538 habitantes y su Pitágoras no miente, 4.8 personas con base en esa población nos dice que 5,392,153.824 mexicanos no saben leer y escribir. Fuente ONU: http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_literacy_rate. Solo por curiosear reportan a Cuba con el 1% de índice de analfabetismo.

De este numerito podemos jugar a que sacamos el porcentaje del número de votantes que no leen ni escriben o del número de personas que nos dan de comer con la actividad que hacen y que no se desarrollan como debe ser en un país agrícola (por poner un ejemplo) porque no GOZAN del derecho a saber leer y escribir. O del número de personas que salen a la calle o llegan a la ciudad y se encuentran con que no entienden nada de lo que ven.

Todo se puede lograr, todo se puede vencer. Mi abuela tiene más de ochenta años y hace "apenas" poco más de veinte que aprendió a leer y escribir.

Solo tenemos que ver el cómo y definir una estrategia que ayude a bajar este índice. Vamos alcanzando a Cuba, sí a Cuba que según datos de la ONU tienen el 1% de analfabetismo. Tenemos el honroso (otro) lugar número 35 en la lista.

Ahora bien, nosotros, desde cada una de nuestras trincheras, ¿qué podemos hacer? Sí, lo sé, hay oficinas de gobierno que deben hacer estas cosas, pero el paquete es muy grande y hay mucho por hacer.

La idea es poder hacer sinergia y crear un par de estrategias sencillas que ayuden a bajar este índice.

¿Quién levanta la mano? ¿Quién dice yo?


Imagínelo solo por un momento,  pero trate de imaginar por un momento que sale a la calle y no entiende nada de lo que ve.