martes, septiembre 18, 2007

Teodoro Ponce de León

Tuve la fortuna de conocerlo hace mucho años, afortunadamente en un tiempo donde yo entendía poco de muchas cosas, entraba yo a la preparatoria y todo era nuevo y cosas como: "muchachos, les va a dar clase de filosofía un señor que viene llegando de España" y de hecho, cuando se presentó con nosotros, declaró haber escrito algo de poesía en el ABC. Ya con el tiempo descubrí que era todo un personaje y como dije en el blog de Neto Cortés me enseñó mcuhas cosas e hizo que la demás gente, sin saberlo, me enseñara cosas para mi sin lógica, cosas que ahora puedo decir, siento orgullo de haverlas razonado de esa forma y con esos ejemplos. Y a esto que me refiero, será tema de un comentaro posterior. Lo que realmente quiero escribir es acerca de como incio mi relación con el maestro Teodoro.

Para la primer clase de filosofía en el bachillerato, tomé prestado un libro de mi tío... Rémulo o Rómulo para no herir susceptibilidades, y seguí uno de sus consejos: "los libros se conocen por el título, el autor y que no se te olvidé ver la editorial.

Sentado al frente (típico de los matados... aquellos viejos tiempos) y tratando de enganchar una buena primera impresión en el maestro, coloqué el libro en el mesabanco y esperé con paciencia a que él lo viera ydijera algo. No había terminado de caer en la silla cuando al ver el libro exclamó: "Usted ¿se apellida?" Le di mi apellido, que no le causó el menor interés y me preguntó: ¿que lee?. El libro, si la memoria no me falla, cosa que es muy probable, se llama "Filosofía, ayer y hoy" del autor definitivamente no me acuerdo pero de la editorial sí, Fondo de Cultura Económica. Le respondía el nombre del libro, inmediatamente y a manera de probarme, me hizo las preguntas de autor y editorial a las que contesté rápidamente. Ahí, en ese momento, una luz celestial cayó sobre mi. Desde ese momento en adelante, palabras más, palabras menos, me quedó claro que el diez en el semestre ya era mío. De hecho me dio la opción de no aistir a sus clases, opción que de inicio consideré pero con la primer clase me di cuenta que no era esa una buena opción, así es que aún con ese manto guadalupano del diez y todas las asistencias (antes eso se podía hacer en el bachillerato, ahora lo dudo) entré a todas sus clases.

Así me gané su amistad y su confianza. poco a poco encontré la manera de hacerle saber que el libro, apenas comenzaba yo a leerlo y el poco a poco lo fue desmenuzando para mi, en sus ratos libres, sentado en una banca. A mi me quedaba claro que la filosofía no era lo mío, pero entre plática y plática aprendía yo más que dentro del salón de clases, de sus clases.

A Teodoro Ponce de León se le podía preguntar cualquier cosa y para todo tenía respuesta y además un consejo. Yo estudié y además caminé por muchos días junto a él de camio al centro, cuando mi vida giraba en torno a la escuela y el trabajo de mi madre.

Me dice Ernesto Cortés que murió contento, bien por el maestro.. De los detalles del porque contento, no vale la pena hablar, menos de todo lo que de él se rumoraba, ya se fue, ya descansa. Lo que no podemos negar es que era un excéntrico y es y será un ilustre personaje de la vida colimense.

Hasta pronto Don Teodoro.

Hasta luego.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Conocí a Teodoro Ponce de León en Madrid, entre 1968 y 1972, si mal no recuerdo. Vivíamos ambos en modestos cuartos contiguos, en un inmueble de la Calle Calatrava 25, cerca de la Iglesia de La Paloma. Yo era entonces estudiante de Teología en la Facultad Protestante, que estaba en el mismo edificio. Teo tenía excelente humor crítico, y no poco sentido estético. Sabía mucho de música clásica y de directores de orquesta; le encantaba Sviatovslavsk Richter. Teo era simpático, bien vestido, correctísimo en el relacionarse, todo un aristócrata indiano. Un día vino de Colima un hermano suyo a visitarlo a la Corte; creo que el chaval --y sus papás, imagino-- se inquietaban por las andanzas de Teo en España; es decir, que pasaban los años y que, al parecer, el hombre no se graduaba de nada. Yo nunca pude saber si jamás estuvo matriculado en alguna Facultad. Los libros de Teo eran sobre Mme. Blavatsky, teosofías y otros espiritismos, religiones orientales... cosas así, que a mí me parecían abstrusa pseudo-ciencia. Un día me regaló un Tao-te-King, recuerdo. A mí, él no me clasificaba como intelectal, sino más bien como algo que que los hindúes llaman "vishuda," vaya usted a saber qué es eso. También me llamaba "joven ilustre," y sospecho que se reía un poco de mí, con no poca condescendencia (me llevaba unos diez años). Aun locuaz, Teo no dejaba ver mucho de sí; misteriosamente, salía de casa cada anochecer y no volvía hasta las ocho o nueve de la mañana siguiente, y así fue por todo el tiempo que lo conocí. Imagino que era el bohemio por excelencia. Un día me admitió a una reunión de amigos suyos, y eran todos tan singulares como él; pero ciertamente gentilísimos y muy señores. La impresión que me ha dado verlo ahora en Youtube ha sido conmovedora. Teo, te saludo en tu eternidad, desde la nostalgia y la más feliz de las memorias. Hoy, yo vivo en EE. UU.; si hubiera sabido que estabas de vuelta en tu ciudad natal, en el país vecino, habría ido a visitarte, y habríamos rememorado aquellos años, pero ya no estás en este mundo. Prez y gloria.

Manolo G. C.
Nueva Orleans, EE.UU.
mgarciac@uno.edu

Sergio Ursúa dijo...

Estimado Manolo:

Muchas gracias por tomarte la molestia de leerme. A mi me regocija que la red sirva para coincidir y más cuando se trata de memorables personas como Don Teodoro.

Celebro además, que como yo, hayas tenido la fortuna de conocerlo.

En Colima se dicen muchas cosas de él, pero la más importante es esa, la de un gran pensador y un caballero como bien lo retratas tu en tu escrito.

Te mando un abrazo y digo de nuevo, que bueno coincidir en la red.

Saludos desde Colima.

Anónimo dijo...

VALLA QUE SI CONOCI A TEODORO, EXELENTE AMIGO. LOS DIAS ERAN CORTOS Y LAS NOCHES AUN MAS EN ESA ETERNA BOHEMIA LLENA DE BUENA MUSICA, VELLISIMOS POEMAS Y AGRADABLES COMPAÑIAS DE TRANSNOCHADORES SIN DIAS NI HORARIOS. TE RECUERDO CON MUCHO CARIÑO AMIGO TEODORO.
¨CEDERA TU AMISTAD A MI ACONSEJA...
TUYO ES EL AZUL...
AMA TU MORTAL O RINDETE AL DOLOR...
FELICIDADES URSUA POR ESTE ESPACIO.

MARTIN VAZQUEZ CHAPULA.