sábado, septiembre 15, 2007

Cada 365 días

ECOS URBANOS

Cada 365 días

Sergio Ursúa

La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras.
Jean Jacques Rosseau (1712-1778) Filósofo frances

Y es que cada que pasan 364 días, un día antes del día 365, voy desenterrando de mis memorias los días quince del noveno mes. Por supuesto que no recuerdo todos, pero hay algunos que sin duda me llevan a recordar como han cambiado las cosas y como en los tiempos de hoy, los niños han montado en su cerebro, chips que antes ni siquiera estaban considerados para ser “insertados” en los niños, o sea nosotros hace ya varios años.

Por haber nacido en 1974, la experiencia de cómo se amanece el día del cumpleaños ha ido de lo sorpresivo a lo grotesco, pasando incluso por las más grandes de las indiferencias de los demás. Y se usted le suma una familia medio excéntrica (ah ¿en México es posible esto?) con un tío (que para no herir susceptibilidades llámele usted Rómulo o Rémulo) que se salía (se sale todavía) del límite de lo normal en cuanto a excentricidad, pues uno puede llegar a amanecer con la ayuda de un aspersor de agua en la cara.

Hay varios días de estos de los que vale la pena compartir sus recuerdas que dejaron conmigo y que hoy (sábado) llegaron repentinamente a mi memoria. Los recursos económicos en casa, nunca fueron muy buenos, casi siempre llegaban a buenos (cabe aclarar que para alegría mía y lo digo con orgullo y honestidad, lo entendí ya de más edad, porque de niño, fue felicidad y nunca preocupación por la falta de dinero en casa), pero por diversión (por lo menos para nosotros, no estoy seguro de la gente de alrededor) y creatividad no parábamos. Así pues hubo días de largas caminatas a manera de festejo cumpleañero, donde el regalo consistía en ser el elegido para ir tocando los timbres de cuantas casas tuvieran este moderno artefacto por las calles de Lomas que en ese momento eran de lo mas chic en Colima junto con la colonia San Pablo. Ahora, cuando había regalo dentro de la casa, éste se encontraba escondido y había que dar con él siguiendo unas pistas regadas por toda la casa de mi abuela. El tío este, que como le digo, rebasaba un poco (ajá) y algunas veces (ajá de nuevo) los límites de lo que podemos llamar una excentricidad “normal” (si es que las hay del tipo “normales”) plantaba las pistas por toda la casa un día antes por la noche. Intenté repetir la idea y definitivamente me di cuenta de una cosa, lo mío no eran las cosas escondidas y a mi tío realmente le quedaba mucho tiempo libre después de su trabajo.

En otras no muy agraciadas vacaciones, el día iniciaba con un rociador de agua, apuntando justo sobre la cara del festejado. Pero lo más, los días llenos de creatividad y diversión eran los días del cine. En aquellos tiempos, lo que se estilaba en Colima eran los cines Diana, Princesa y Jorge Stahl (el caro), ya desaparecidos todos (¿recuerda usted el Micro 14? Yo decía que se llamaba así por el número de gente que cabía en la sala, hora ya es un cine de esos de los que se entra con credencial del IFE), los demás quedaban lejos del alcance mío. Las películas que se veían (parecía que ese tiempo todo lo hacía Dino de Laurentis, eso era lo que se leía al principio y había ciertas chucherías que uno sólo podía encontrar en las cafeterías de un cine, los dulces toblerone. Eso sí, los cines, hasta la fecha no pueden llamarse así, cine, si no cuentan en su menú con deliciosos hot dogs con sabor a plástico recocido y palomitas hechas en la semana santa anterior, aunque ya ahora los cines modernos hacen palomitas hasta de sabores.
De las películas que recuerdo haber visto por aquellos días donde tengo más presentes los recuerdos, son el Chanfle I y II, El Niño del Tambor, Algunas de 007, Algunas del Santo (quien no) sobre todo en la matinée de cine Diana y en aquellos tiempos existía aún la permanencia voluntaria.

Lo único que no se detiene en esta vida es el sonido del tic tac del reloj y ya han pasado 365 días desde el último aniversario del grito de independencia de mi madre (literalmente) y a ver como me va, espero que mi tío no ande cerca de la hora que me levante.

Aviso para el Agente Cov (héroe de CIAPACOV)
Estimado Agente Cov: Te invito a vestirte una vez más de héroe. Condónale la deuda al orfanato, tú ya sabes cual, sólo es cuestión de que todos se pongan de acuerdo y listo. Ellos, los del orfanato ya pusieron su granito de arena, nosotros, los que tenemos la oportunidad de escribir, ponemos el nuestro, tu pon el tuyo y reivindica tu calidad de héroe.

Aviso para usted: Blog en pañales en http://sergioursua.blogspot.com/ y se reciben quejas sugerencias, comentarios, dudas, aclaraciones, depósitos en línea, compras por Internet, donativos, contra recibo on line, etc.

sergioursua@itesm.mx

* El colaborador es Director de Asuntos Estudiantiles y Reto Extremo en el Tecnológico de Monterrey Campus Colima y Universidad TecMilenio.

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